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Guía Agrícola del Cereal de Invierno
Los cereales pertenecen a la familia de la gramíneas y se cultivan por su grano, rico en proteínas y almidón. Hay dos tipos de cereales, los cereales de verano, que necesitan temperaturas más altas para desarrollarse y los cereales de invierno.
Se entiende por cereal de invierno aquellas variedades de cereales, principalmente trigo, cebada, centeno y avena, que se siembran entre de octubre y febrero, se desarrollan en primavera y se cosechan entre finales de primavera y principio del verano.
Preparación del suelo.
La preparación del suelo es una labor muy importante para conseguir asentar las bases para conseguir una buena cosecha. Sigue las siguiente recomendaciones:
- Labranza: la labranza airea y mejora la estructura del suelo, haciendo más fácil al cereal germinar. Un terreno labrado es más favorable de cara a la absorción de nutrientes y drenaje de agua, etc.
- Incorporar aditivos: como estiércol, compost o agroquímicos para mejorar el mantenimiento de nutrientes en el suelo.
- Controlar malezas, plagas y enfermedades. Es importe observar que el terreno este libre de plagas y enfermedades antes de realizar la siembra para evitar futuros problemas.
Siembra.
La siembra de los cereales de invierno se realiza desde el mes de Octubre hasta mediados/finales del mes de Febrero, ya que por lo general estas variedades requieren un prolongado periodo de temperaturas bajas.
Profundidad: Debemos sembrar el cereal a una profundidad adecuada. Cuanto menos profundo se siembre el cereal, más pronto emergerá la planta y antes comenzará su actividad fotosintética, sin embargo si se siembran demasiado cerca de la superficie corremos el riesgo de que la semilla se deseque y que especiales animales como las aves puedan extraerlas del terreno fácilmente. La profundidad ideal es aquella en la que la semilla pueda absorber agua para la germinación y la plántula pueda emerger sin demasiados esfuerzo a la superficie.
Variedades de cereales. La variedad más adecuada será aquella que ajuste mejor sus etapas de desarrollo al clima de la región.
Abonado en cereal.
Los macronutrientes más demandados por los cereales de invierno son: nitrógeno(N), fósforo(P) y potásio(K). Por lo que los fertilizantes más recomendados serán sin duda los abonos NPK, formulados con diferentes composiciones para adaptarse siempre a las necesidades concretas de cada cultivo y a las condiciones del suelo.
Los cereales en general requieren 3kg de nitrógeno por 100 kg de grano producido. El fósforo se acumula principalmente en el grano, mientras que el potasio forma parte de los órganos vegetativos.
Malas hierbas en cereales
Pueden reducir el rendimiento por diversos motivos, especialmente por competencia de recursos. El laboreo permite disminuir las malas hierbas en el terreno. Las adventicias de hoja ancha se pueden eliminar mediante el uso de Herbicidas selectivos, sin embargo, el principal problema son las gramíneas, pues pertenecen a la misma familia que el cereal cultivado y por tanto, los herbicidas eliminarían nuestro cultivo. Es por esto, que la mayor competidora en cultivos de cereal son las malas hierbas de hoja estrecha.
Riego
El estrés hídrico no debería ser un problema si se riega siguiendo los intervalos recomendados en la zona y se controla con frecuencia el estado hídrico del cultivo usando la tabla de marchitez que existe en muchos manuales de fitotecnia. Aunque la frecuencia del riego y la cantidad de agua dependerán de numerosos factores, hay cuatro momentos clave, además de la siembra, en los que el agua no debería ser un factor restrictivo. Estos momentos son: la iniciación de las raíces de la corona cuando se inicia el ahijado, el encañado, la antesis y el estado de grano lechoso. De estas cuatro etapas, el ahijado y la antesis son las más sensibles al estrés hídrico.
Plagas y enfermedades
Las plagas se pueden diferenciar según la parte de la planta a la que afecten, lo que permite además tener en cuenta el momento de su tratamiento, siempre que se supere el umbral económico de daños. Según esto, actúan insectos de suelo en semilla y plántulas, como Agriotes, Melolontha, insectos que atacan durante el desarrollo vegetativo, como Mayetiola destructoros, Zabrus tenebrioides, o los taladros, insectos de la espiga, como chinches o pulgones, y finalmente ácaros y nemátodos.
En cuanto a las enfermedades muchos hongos pueden atacar durante la germinación o primeros estados vegetativos, por lo que se transmiten por semilla, suelo o residuos de cosechas anteriores. Se puede luchar contra ellos mediante métodos culturales, partiendo de material sano y un manejo adecuado de residuos, aunque algunos ya están muy extendidos. Otros hongos pueden atacar en estado más avanzado del cultivo, por lo que es recomendable su detección precoz y seguir modelos de tratamiento.
Recolección
La recolección es la operación que consiste en recoger la parte o las partes útiles de la planta.
La recolección es una intervención voluntaria del hombre, que se efectúa en el momento en que todos los elementos nutritivos se han desarrollado y cuando las partes comestibles han alcanzado el grado de madurez apropiado para los tratamientos ulteriores.
Madurez fisiológica
En general, se emprende la recolección unos 10 a 15 días después de que los granos hayan alcanzado la madurez fisiológica. Se debe realizar la cosecha con un contenido menor del 12 % en grano.
En este período (estado de madurez) los granos presentan un cierto contenido de humedad y unas características físicas particulares.
Así pues, para efectuar la recolección en el momento más propicio hay que tener en cuenta no sólo la duración de los ciclos vegetativos (que difieren según las variedades), sino también el estado de madurez de los granos.
Fuentes de infomación:
https://www.asaja.com/tecnologia_agraria/tecnicas-de-cultivo/recoleccion_13
https://www.agroecologiatornos.com/la-guia-definitiva-de-los-cereales-de-invierno/
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